El recorrido minúsculo de la historia del hombre en el mundo conocido, contrasta con los millones de años de existencia de lo inanimado. Entre ellos, los gérmenes, nos preceden y nos marcan un itinerario hasta ahora imprevisible de endemias y epidemias.

Nunca logramos concluir si ellos llegaron o nosotros fuimos a buscarlos, casi siempre la conjunción fue producto de su evolución a favor de una transmisión facilitada por necesidades humanas como las de alimentarnos, respirar o relacionarnos.

Según nuestra propia y única versión, el encuentro con partículas a priori invisibles, puede tratarse de una convivencia pacífica, hasta catástrofes inolvidables

El virus del VIH apareció en nuestra conciencia hace ya 40 años, pero hay rastros de haber estado en la naturaleza mucho antes. Millones de personas se infectaron, tiempo después se enfermaron y después murieron, dejando sufrimiento y dolor a su alrededor en todos los continentes. El mal irrumpió en nuestra sociedad y dejo consecuencias en el ámbito de la salud, pero además influencio en futuras conductas humanas. Fue tan trascendental, que se expusieron las miserias de las segregaciones y las fobias a lo distinto.

Desde entonces, su presencia estímulo a tenerlo en consideración, a chequear una posible exposición o a manejar las consecuencias de su presencia. Los investigadores, nuestras instituciones de salud y los profesionales de las componen, al nivel de sus posibilidades, abogaron, para evitar su diseminación y tratar los que los padecían.

Numerosos eventos significativos fueron cambiando ese encuentro, desde el descubrimiento de su estructura, el conocimiento de sus formas de transmisión, la disponibilidad de drogas efectivas y de los avances sobre la fisiopatología. Conseguimos suprimir su multiplicación y el daño que produce, y por supuesto, seguimos en la constante búsqueda de su cura y las formas mas seguras para evitar su presencia con una vacuna.

Hoy contamos de métodos diagnósticos tempranos y efectivos, pero no siempre logramos estimular la forma de aplicarlos. Los tratamientos mejor presentados y tolerados, dan menos opciones al virus para hacerse resistente, pero no logramos que todos los infectados se encuentren con el mismo y lo mantengan en el tiempo. Además de formas físicas como el preservativo, la profilaxis medicamentosa previa o posterior a los contactos sexuales hoy están disponibles, pero no todas las personas las eligen. La corroboración del tratamiento efectivizado en cargas virales indetectables ya es sinónimo de no transmisibilidad por vía sexual.

En nuestro país y nuestra provincia disponemos de un programa nacional que nos permite diagnosticar, tratar, controlar e intentar prevenir esta infección. Atado a las dificultades económicas y sociales que nos atraviesan, la evolución de la epidemia ha dificultado su detención al igual que en la mayoría de los países del mundo. El 90-90-90 es una buena propuesta para detener la epidemia en diez años, pero por ahora, la misma no está alcanzada.

En CEDITED (Centro de Diagnóstico y Tratamiento de Enfermedades Transmisibles) trabajamos desde hace décadas, con objeto de ayudar a los pacientes con infecciones de transmisión sexual (ITS). Un grupo de asistentes: licenciados, técnicos, administrativos, maestranzas, enfermeros, bioquímicos, farmacéuticos y médicos están disponibles para colaborar con pacientes, pero también con las personas sanas de nuestra comunidad.

Algunos objetivos fueron logrados, además, las dificultades estimulan nuestra voluntad y perseverancia. Hay mucho trabajo para hacer, infecciones agudas y persistentes nos asechan.

Nuevas pandemias volvieron a ponernos a prueba, oscurecieron de miedo nuestros días, sacudieron nuestras costumbres, vaciaron nuestro sustento, arrasaron con bienestares y sepultaron muchas expectativas en distintos géneros y razas. Otra vez nos hicieron ver que no somos los reyes absolutos del universo, que cualquiera puede ser frágil frente estos azotes. Pero como siempre, las crisis hacen a los replanteamientos y a las búsquedas de “nuevas verdades” Conmemorar es reivindicar que algo aprendimos de estas calamidades.

El día 1 de diciembre es el día mundial de la lucha contra el SIDA, fue elegido debido a que el primer caso de SIDA fue diagnosticado en este día en el año 1981.

El problema de las enfermedades infecciosas, hoy en día ha vuelto a ser una prioridad para nuestros directivos y para todo el equipo de salud. El gran desafío es avanzar a la unificación de los distintos programas de enfermedades transmisibles (tuberculosis, ITS, chagas, zoonosis) sumar un laboratorio de microbiología de referencia y un centro de atención de enfermedades respiratorias. Coordinarlos de una forma más inteligente y eficiente y conectarlos con la realidad de nuestra sociedad. El futuro de un CENTRO DE ASISTENCIA INTEGRAL DE ENFERMEDADES TRANSMISIBLES está en el horizonte.

El mundo a cambiado mucho y sigue evolucionando en las consideraciones de vulnerabilidad, desigualdades y oportunidades de nuestros hermanos. Algo tuvieron que ver estos pequeños-inconmensurables monstros. Ante su poderío, nuestra unión es el principio de una lucha que exige evitar titubeos.

Ellos nos siguen demostrando que tan egoístas o altruistas podríamos ser entre nosotros. Esa si debería ser nuestra elección.

Para la población general la recomendación sigue siendo:

• Informarse respecto a la enfermedad, la forma de transmisión y de cómo evitarla.
• Testearse con estudios de sangre para detección de la infección en forma regular o frente a una exposición o manifestación que haga sospechar su presencia.
• Consultar con el personal de salud ante su detección y pedir ayuda.
• Cumplir con la medicación, los controles y las medidas de prevención para evitar la transmisión.

Los medios de diagnóstico y tratamiento en su mayoría son gratuitos o están cubiertos por las obras sociales. Existe una ley que protege la identidad de las personas afectadas, la información es restringida, solo los profesionales actuantes y el paciente conocen a respecto.

Con las terapéuticas actuales logramos controlar la replicación viral y el daño de nuestra inmunidad. Nos permite llevar a cabo la mayoría de las actividades que regularmente hacemos con pocos efectos adversos.

La demora en el diagnostico o en el tratamiento puede llevar a complicaciones irreversibles o a transmitir la infección a seres queridos como nuestra pareja o al hijo de una embarazada infectada.