Según la Organización Mundial de la Salud, Actividad Física es cualquier movimiento que conlleve a un gasto de energía, realizada en diferentes ámbitos o dominios tales como el hogar,  el trabajo, la escuela, el transporte, el tiempo libre. Los enfoques de la actividad física parten de diferentes puntos por ejemplo de la Educación Física como una perspectiva inicial potenciando temas sobre género, corporalidad, estilo de vida activo, salud, bienestar físico y mental.

No es de nulo conocimiento que atravesamos una era en donde los niños cada vez con menor edad ya poseen o utilizan celulares y videojuegos. Los riesgos que presentan son varios entre ellos retraso en el desarrollo del cerebro, alteraciones en el sueño conductas agresivas déficit de atención adicción infantil obesidad y retraso en el desarrollo.

Todas estas complicaciones están estrechamente relacionadas con la falta del movimiento corporal mínimamente recomendado para la edad (todos los niños, niñas y adolescentes deben realizar al menos 60 minutos de actividad física por día), que sumado a una mala alimentación inciden principalmente en el aumento del sobrepeso y la obesidad. Según datos del ProgramaNacional de Salud Escolar (Argentina 2019), el aumento del sobrepeso u obesidad a lo largo del
trayecto escolar, fue del 35,61% al inicio del ciclo y 49,33% a la finalización del ciclo, medido en los mismos chicos/as en 1º y 6º Del mismo modo, la Encuesta Mundial de Salud Escolar (EMSE Argentina 2018), el 83,5% de los adolescentes no alcanza a cubrir las recomendaciones de actividad física para la salud y a esto se le suma que el 55,3% mantiene un comportamiento sedentario prolongado

En cuanto al enfoque social, la insuficiente actividad física y el acentuado comportamiento sedentario promueven problemas para relacionarse con los pares, por ejemplo en niños, niñas y adolescentes: salir a la calle a jugar, realizar algún deporte con amigos o pertenecer a algún club.

En cuanto al enfoque psicológico el sedentarismo afecta la salud mental tanto en niños como en adolescentes y adultos demostrando síntomas de ansiedad o creando barreras en situaciones de la vida cotidiana a través de sentimientos abrumadores de preocupación miedo o excitación.

Algunos de los factores que causan esta problemática son la falta de iniciativa o motivación, enfermedades crónicas y lesiones o miedos a empeorar dolencias, cambio negativo en la percepción del cuerpo o habilidad, pérdida de seguridad y confianza, falta de tiempo. El lado positivo es que se puede revertir y utilizar estas debilidades como fortalezas y motivos para comenzar a realizar actividad física.

Recordemos que la “insuficiente actividad física y el comportamiento sedentario” constituyen un mal hábito de vida que lamentablemente está en aumento y debemos acabar con él, comenzando desde la temprana edad a hacerlo.

Prof. Juan Vara Molina
Profesor de Educación Física CAPS Libertador y Antártida Argentina