Hola, me llamo Daniela Vega tengo 25 años, soy de La Rioja Capital. Nací súper sana con 4 kilos y medio. Caminé a los 9 meses y al año me dio meningitis y estuve delicada, pero pude salir del cuadro grave, quedando las secuelas de una hipoacusia bilateral profunda.

Mis padres me llevaron a Buenos Aires al Instituto superior de otorrinolaringología del profesor Diamante para estudios profundos. En el instituto les hablaron sobre del implante coclear y comenzaron la preparación para la operación. Meses después, me colocaron el implante coclear exterior para volver a escuchar de nuevo.

A quienes aún no se animan al implante, no esperen más, es una posibilidad increíble de volver a estar dentro del mundo de los sonidos, más allá de la libertad que les da, permite salir a la calle y no estar con miedo por no escuchar; es volver a conectarse con el mundo.

Muchas son las emociones al momento de encender el implante coclear por escuchar por primera vez. Implantar les van a cambiar la vida y no se van arrepentir. Tendrán una felicidad extrema durante toda su vida. Cada etapa que pasaba; Jardín, la primaria y la secundaria. Mis compañeros se burlaban de mí o del implante, creía que el implante que  llevaba era lo anormal, hasta que fui creciendo y no era como lo pensaba, no tenía nada de malo y me fui adaptando. En el transcurso fui conociendo personas muy buenas, que me hacían sentir que todos tenemos los mismos derechos.

En el último año de la secundaria había tomado la decisión de no estudiar porque no me creía capaz de poder hacerlo, no ha sido fácil poder salir de esta, pero a pesar de mis dificultades voy a poner toda mi voluntad para conseguirlo, si no puedo llegar a lo que quiero voy a seguir intentando pero no voy a bajar los brazos.

Se presentó un plan de inclusión a las personas con discapacidad para trabajar. Tuve la suerte de integrarme en el área de la Dirección de Discapacidad, donde encontré un grupo de compañeros buenos. Estoy trabajando hace 5 años, aprendí a perder el miedo descubriendo que realmente estaba equivocada, no existen los imposibles, no hay  que dejar de luchar y no hay que rendirse ni abandonar los sueños, hay que tener una mente positiva y optimista y decirse uno mismo; Yo puedo! Sé que lo voy a lograr! Los problemas que superamos nos hacen más fuertes!

Cuando finalmente decidí estudiar Instrumentación Quirúrgica, conocí a una persona que actualmente es mi pareja, se llama Franco, quien siempre hace que todo se vuelva un poco mejor buscandole el lado positivo a todo. Que me acepta y me ama tal cual como soy, con mis defectos y todo. Durante la cuarentena me costaba mucho porque las clases eran virtuales, Gracias a Dios que pudieron solucionarlo. Había momentos que me perdía o no llegaba a escucharlos bien a los profesores. Tenía las clases grabadas en la plataforma y podía escucharlos las veces que necesite. Por fin finalicé la cursada de la carrera hace una semana y la verdad que estoy orgullosa de mí misma. No hubiese sido lo mismo sin el apoyo de mi familia por darme lo que nadie podría darme. No me alcanza la vida para devolver todo lo que hicieron y hacen por mí para que tenga las mismas oportunidades de aprender, crecer y sobre todo ser feliz.

“Una persona con discapacidad no significa que sea incapaz, no voy a permitir que nadie diga que no puede y nada es imposible en la vida si se tiene los apoyos adecuados”.