Cada 4 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Obesidad, una fecha clave para sensibilizar sobre esta creciente problemática de salud pública. Actualmente, más de 800 millones de personas viven con obesidad, y se estima que para el año 2035 esta cifra podría ascender a 1.9 mil millones.

¿Qué es la obesidad?

La obesidad y el sobrepeso se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa corporal que compromete la salud. Se trata de una enfermedad crónica de alta y creciente prevalencia, asociada a múltiples comorbilidades y considerada una prioridad sanitaria global.

El Índice de Masa Corporal (IMC) es un indicador utilizado para clasificar el peso corporal. Se considera:

Sobrepeso: IMC igual o superior a 25.

Obesidad: IMC igual o superior a 30.

Esta condición es un factor de riesgo clave para enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, accidentes cerebrovasculares y diversos tipos de cáncer. Además, la obesidad infantil aumenta el riesgo de que los niños presenten esta condición en la adultez, con consecuencias a largo plazo en su bienestar y calidad de vida.

Causas de la obesidad

La obesidad es una enfermedad multifactorial, influenciada por factores genéticos, ambientales y de estilo de vida. Entre las principales causas destacan:

• Desequilibrio energético: consumo excesivo de calorías y baja actividad física.

• Factores hormonales y metabólicos: alteraciones en la microbiota intestinal, trastornos endocrinos y cambios hormonales.

• Condiciones psicosociales: estrés, depresión y calidad del sueño.

• Uso de fármacos: algunos medicamentos pueden favorecer la ganancia de peso.

• Determinantes sociales: acceso limitado a alimentos saludables, pobreza, nivel educativo y entornos que no favorecen la actividad física.

Panorama actual

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la región de las Américas presenta la mayor prevalencia de obesidad a nivel mundial, con un 62.5% de adultos afectados (64.1% hombres y 60.9% mujeres).

En niños y adolescentes (5 a 19 años), la prevalencia de sobrepeso y obesidad alcanza el 33.6%.

En menores de 5 años, la cifra es del 8%, según datos de UNICEF, OMS y el Banco Mundial.

Estos datos reflejan la urgente necesidad de fortalecer las estrategias de prevención y tratamiento, priorizando el bienestar infantil para reducir el impacto en la adultez.

Conciencia y acciones globales

Es fundamental entender que el manejo de la obesidad no se limita a la pérdida de peso, sino a la promoción de un estado de salud integral. La actividad física regular es una estrategia clave para la prevención y el control de la enfermedad.

Asimismo, es importante combatir el estigma asociado a la obesidad, ya que una persona con un IMC elevado puede estar controlando su condición y manteniendo una buena salud metabólica. La obesidad infantil, en particular, debe prevenirse y abordarse tempranamente para evitar impactos negativos en la salud física, emocional y social de los niños, así como en su rendimiento escolar y calidad de vida.

Estrategias de prevención en la comunidad y sistemas de salud (OPS)

Para abordar la obesidad de manera efectiva, se proponen las siguientes acciones:

 Promover un enfoque integral que trascienda la responsabilidad individual y enfatice los determinantes sociales y ambientales.

 Reducir el estigma y la discriminación hacia las personas con obesidad.

 Regular y mejorar el etiquetado de alimentos, así como el acceso a servicios de salud especializados.

 Implementar políticas públicas que favorezcan entornos saludables en ámbitos escolares, laborales y comunitarios.

 Fortalecer la atención primaria de salud, promoviendo la lactancia materna y la educación en alimentación saludable desde la infancia.

 Fomentar la formación de profesionales de la salud en el abordaje integral de la obesidad como una enfermedad crónica compleja.

La obesidad es un desafío de salud pública que requiere un enfoque multidisciplinario y políticas sostenibles para lograr un impacto positivo a largo plazo. El cambio en los sistemas de salud y alimentación es clave para mejorar la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras. Desde el Ministerio de Salud a través de la Coordinación de Nutrición trabajamos con el programa de abordaje integral en el tratamiento de sobrepeso y obesidad SONRIE en toda la provincia por zonas sanitarias, donde los Centros de Atención Primaria cuentan con licenciados en nutrición de forma gratuita para toda la comunidad.

Lic. Verónica Bonanno MP.N°67

Referente Programa Provincial de Abordaje Integral de la Obesidad - Coordinación de Nutrición.- Ministerio de Salud.

Durante las fiestas de Navidad y Año Nuevo, las comidas festivas pueden exceder las calorías diarias recomendadas. Sin embargo, es posible disfrutar de estas fechas sin descuidar un estilo de vida saludable. La clave está en moderar lo que comemos y bebemos, aprovechando el tiempo libre para realizar actividades al aire libre.

Consejos para mantener los buenos hábitos saludables durante las fiestas:
1.    Planificá con antelación los menús y ajusta las cantidades:
Es importante pensar con tiempo los menús para evitar el exceso. Asegúrate de que en las comidas no falten las verduras, como ensaladas frescas o preparaciones al vapor o a la plancha. Prefiere frutas y verduras de estación, ya que son más nutritivas y livianas para esta época.
2.    Opta por menús menos calóricos:
Elige preparaciones frescas, al horno o a la parrilla, que son más saludables que las fritas. Incorpora carnes magras, retirando la grasa visible, y selecciona cereales integrales como pan, pastas y harina, que aportan fibra y mayor saciedad.
3.    Consumí lácteos bajos en grasas:
Los yogures naturales y quesos frescos son una excelente opción para complementar las comidas de manera ligera.
4.    Mantené una buena hidratación:
Bebe agua, agua con limón o infusiones sin azúcar. Evita las bebidas azucaradas y modera el consumo de alcohol.
Tips para disfrutar de las fiestas de manera saludable:
•    No saltees ninguna comida para evitar llegar con hambre a la comida principal.
•    Consumí porciones pequeñas para evitar un exceso de calorías.
•    Evitá ofrecer demasiados platos: una gran variedad puede tentarte a probar más de lo necesario.
•    Moderá el consumo de alcohol y bebidas azucaradas. Limitar su consumo, en exceso, puede predisponer a conductas de riesgo. 
•    Prepará ensaladas variadas con vegetales frescos y de todos los colores. Los postres a base de frutas frescas como ensaladas.
•    Cuidá la cadena de frío de los alimentos para evitar intoxicaciones alimentarias.
•    No descuides la actividad física. 
Aprovecha el tiempo libre para caminar, bailar o hacer ejercicio al aire libre.

Lic. Rosa María Olivera
Lic. en Nutrición MP 23
CAPS Islas Malvinas

Así se define según la etimología. La profesión nos enseña a analizar el cuerpo humano y, aunque no sea la única, a admirarlo.

¿Qué es un hábito?

Un hábito es una conducta llevada a cabo con regularidad, es decir, repetida en el tiempo, es aprendida –no innata– y requiere de poco o ningún compromiso racional. Este tipo de conductas pueden ser provechosas o perjudiciales para nuestra salud (en este último caso pasarían a llamarse «vicios»).

Nos encontramos en plena época de fiestas en la que almuerzos y cenas son los protagonistas, con los tradicionales excesos.

Según la Organización Mundial de la Salud, Actividad Física es cualquier movimiento que conlleve a un gasto de energía, realizada en diferentes ámbitos o dominios tales como el hogar,  el trabajo, la escuela, el transporte, el tiempo libre. Los enfoques de la actividad física parten de diferentes puntos por ejemplo de la Educación Física como una perspectiva inicial potenciando temas sobre género, corporalidad, estilo de vida activo, salud, bienestar físico y mental.